ROSITA QUIROGA
Rosita Quiroga: voz y alma del tango arrabalero
El Barrio de la Boca, con sus barcos, su gente de trabajo, casillas y calles, despliega un colorido propio y un sello inconfundible. Algo imposible de imitar. Un lugar auténtico y muy pintoresco. Así era Rosita, ella era barrio.Nació el 15 de Enero de 1896 en el Barrio de La Boca, en la calle California y Hernandarias, como describe Estela Dos Santos en su libro "Las Cantantes" "en una casa de madera y chapa, al uso de La Boca, pero cómoda y amplia, denotando el buen pasar de la familia Rodríguez (verdadero apellido de Rosita) cuyo jefe era dueño de una tropa de carros"
En un reportaje realizado por Julio Ardiles Gray en el libro "Historias de artistas contadas por ellos mismos", Rosita recuerda: "La casilla de madera y zinc estaba en el corazón de la Boca y estaba asentada sobre pilotes, por las inundaciones que en aquella época eran muy frecuentes. Claro, uno se levantaba por la mañana, con un sol radiante, estiraba las patas para bajarse de la cama y en lugar de piso se encontraba con una alfombra de agua que le cubría hasta los tobillos".
Su padre se llamó Manuel Rodríguez, era asturiano y su madre, María Serapia Quiroga, era cordobesa.
Comenzó cantando canciones criollas a los 7 años. Algo que Rosita remarca en muchas de sus entrevistas es que "No cantaba tangos: en esa época el tango era una mala palabra".
Aprendió a tocar la guitarra con Juan de Dios Filiberto. En una casilla de la calle Zárate y Lamadrid. Cursó sus estudios primarios hasta cuarto grado en una escuela de la calle Patricios, abandonándolos para dedicarse al canto y ayudar económicamente a su familia.
Se presentó siendo adolescente ante un representante de artistas: el señor Múscari, una persona que fue muy buena con ella. Debutó cantando en un Café en Bahía Blanca donde estuvo un mes y medio y luego volvió a Buenos Aires porque extrañaba a su familia. Posteriormente cantó en un cine de Bahía Blanca. Allí conoció a Mariano Villar Sáenz Peña, una persona de alta sociedad, que le dio la posibilidad de cantar en distintas fiestas privadas y fue quién le abrió las puertas de RCA Víctor.
Su nombre artístico "Rosita Quiroga", cuenta que se lo puso cuando realizó su primera prueba en RCA Víctor porque tenía miedo de que la bocharan. Cuando paso la prueba y se quiso poner Rodríguez los norteamericanos de la Víctor le dijeron: "No. Rodríguez es un apellido gallego. Va a quedar como Rosita Quiroga". Aunque ya existía en 1916 una tonadillera muy conocida llamada "Rosita Rodríguez".
Se casó con Mario Cappiello. Era Jefe de la Sección Guías de la Unión Telefónica. Sobre él Rosita con toda su frescura dice: "No le gustaba el tango y tampoco le gustaba como cantaba yo porque me decía que tenía voz de "curdela". El marido siempre respetó y acompañó su carrera de cancionista.
Una característica propia de Rosita, eran sus típicas "gauchadas" que realizaba con todas las personas cercanas a ella.
Rosita grababa en la Víctor y se manejaba como una jefa de relaciones públicas. Buscaba nuevos valores para este sello discográfico. Se caracterizó por brindar posibilidades a todas las personas con condiciones que se acercaran a ella.
Rosita recuerda cuando con empresarios de la Víctor, un viernes en el Chantecler le dan la oportunidad de grabar a "La Negrita" como supo llamar a Mercedes Simone. Siempre la respetó y sobre ella comentó: "Desde esa época yo la admiro mucho y creo que su estilo no lo ha podido copiar nadie".
Nunca fue envidiosa y formo dúos o se presentó cantando con distintas personas para que tuvieran la oportunidad de grabar como solistas. Entre éstos podemos mencionar a Agustín Magaldi, Evita Lauri, Oscar Ugarte y Dorita Davis.
Formó dúos con Rosita del Carril, Agustín Magaldi, Rosita Montemar, La Mendocita y Armando Sentous.
Debutó en el Teatro Empire (de Corrientes y Maipú) junto a Rosita del Carril el 9 de febrero de 1923 con las mejores guitarras del momento: Rafael Iriarte, Manuel Pesoa y Los Hermanos Aguilar, con ese espectáculo recorrió algunas ciudades bonaerenses y Rosario hasta 1924, en que se separó el dúo.
A Rosita no le gustaba actuar en teatro, porque según ella comentaba, tener gente delante suyo esperando que cante la ponía nerviosa y hasta llegaba a olvidarse la letra. Quizás ese haya sido el motivo por el que grabó tanto en disco. Su discografía figura después de la de Libertad Lamarque.
Trabajó mucho en radio, era un lugar en el que sentía muy cómoda. Rosita actuó en casi todas las radios: Radio Cultura, Radio Nacional, Radio Prieto, Radio Belgrano, Radio Brusa junto a José Bohr y Radio Callao, salvo en Radio Splendid porque consideraban que Rosita no estaba a la altura de la radio por interpretar tangos arrabaleros. Le gustaba mucho cocinar, cuenta que en las radios en las que trabajaba solía hacer ravioles y su especialidad era el puchero.
La primera canción que cantó fue La Loca de Béquelo de Ramón de Santiago. El primer estilo fue Siempre Criolla y su primer tango La Tipa con música de Enrique Maciel y letra de Enrique Pedro Maroni.
Fue la primera que grabó en sistema eléctrico, en marzo de 1926.
En distintas entrevistas, Rosita nos permite descubrir una mujer auténtica y directa, que no necesita usar palabras rebuscadas para atrapar en sus relatos. Cuenta las cosas como son, pero con mucha magia. Sin forzar la conversación surgen naturalmente de su boca palabras propias y en lunfardo, que revelan el contacto con la gente de su barrio y las experiencias de lo vivido. Tenía un humor muy particular. Algo para destacar es que contando con un muy buen pasar económico nunca se olvidó de su origen humilde.
Fue compositora de los tangos Estirpe Porteña, Carta Brava y Oíme Negro.
Trabajó con los grandes poetas del tango, el "Negro" Celedonio Flores, a quién la unía gran amistad, y Enrique Cadícamo.
Cantó y grabó infinidad de tangos: De mi Barrio, Julián, Carro Viejo, Pato, Mocosita, Carta Brava, Sentencia, Tengo Miedo, Viejo Coche, Audacia, La Musa Mistonga, Son Grupos, La Gorda, Mi Perro, El Cuzquito, entre otros.
Sus temas invariablemente fueron éxitos. Rosita supo decir: "En cuanto a los temas todo lo que hice siempre me gustaba. Nunca grabé algo que no me agradaba."
¿Quién no cayó seducido bajo su voz aguda, baja y generadora de un clima intimista, sin perder su ritmo canyengue y popular y su forma de expresar " Los Mushashos" al referirse a los músicos que la acompañaban, a quienes fue fiel a lo largo de su vida?
Un instrumento inseparable de Rosita fue su guitarra, que la acompañó en su carrera artística y su vida. Retirada del canto, siguió estudiando guitarra con José Francini para perfeccionarse porque solía decir "más allá del tango me gusta la música". Su guitarra se encuentra en exposición en la Academia Porteña del Lunfardo, institución a la que perteneció y participó en forma activa.
Fue reconocida en Japón y en Centroamérica. Rosita se retiró en el año 1958.
En un reportaje le preguntan:
¿Supo retirarse a tiempo, verdad?
Sí, y nunca me arrepentí. He sabido "campanear mi vejez"
Rosita le pone música a la milonga "Campaneando La Vejez" con letra de Enrique Dizeo:
"La vida me ha castigado
sumiéndome en la tristeza,
llevándose de mi lado
a quien no puedo olvidar."
Y a solas con mis recuerdos
Que a menudo me acompañan
Cuántas veces he cantado
Por no ponerme a llorar"
Es Luis Alposta, su médico, amigo y poeta lunfardo, el que se encarga de devolverle la alegría realizando un inventario de lo vivido en la milonga Campaneando mi pasado, a la que Rosita pone música y graba en RCA Víctor acompañada por Aníbal Arias, el 28 de septiembre de 1984.
Luis fue un puntal muy importante para Rosita, porque más allá de compartir su amistad, la incentivó a grabar, la acompañó en su carrera y en las presentaciones en televisión. Su ultima presentación la realizó en el programa "Botica de Tango".
"Yo le agradezco a la vida
todo lo que me ha brindado.
Un marido enamorado
y amigos de amistad fiel,
guitarras de gran cartel,
el corazón que en mí late,
y aunque perdí escaparate
hoy le doy gracias a Dios
de poder cantar sin tos
y que me carbure el mate."
El cine llegó a la vida de Rosita recién en 1976, cuando filma la película "El canto cuenta su historia" estrenada el 27 de agosto y dirigida por Fernando Ayala y Héctor Olivera, en la que aparecían muchas figuras de nuestro medio artístico, como Tita Merello, Hugo del Carril, Martha de los Ríos, Alberto Castillo, Julio De Caro, entre otros.
Fue admirada por varios escritores como Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar, que la incluyó en su cuento "Circe". Rosita se encontraba allí, en su cuento, cantando:
"...Los Mañara picoteaban pacientemente la galena del aparatito con teléfonos, y lo hicieron quedarse un rato en el comedor para que escuchara cantar a Rosita Quiroga...".
Rosita falleció el 16 de octubre de 1984 de un infarto, en su casa, en Buenos Aires.
Rosita es nuestra mayor representante del tango arrabalero, un tango bastante olvidado. Ella logró definir a través de las letras y su canto los distintos personajes que formaron el arrabal. Le cantó a las cosas simples y diarias, al malevo, al perro, a la guitarra y a su barrio. El barrio, algo tan nuestro que, como el tango, nos representa en el mundo.
Podemos apreciar su figura, en la película "Al corazón" bajo el cuadro "El arrabal, esa nostalgia" cantando el tango Puente Alsina. En su voz, el tango dejó de ser una mala palabra.
"¿Dónde está mi barrio, mi cuna querida?
¿Dónde la guarida, refugio de ayer?
Borró el asfaltado, de una manotada,
la vieja barriada que me vio nacer..."
(tango Puente Alsina, 1926)
Tuqui Rodríguez

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